Una de las historias más notables acerca de los beneficios
de la correcta alimentación se encuentra (muchos no podrán creerlo) en la
Biblia: en el Antiguo Testamento se relata que Daniel y sus amigos
sobresalieron en la corte del rey Nabucodonosor ingiriendo una dieta a base de
legumbres que, además, fue su forma inicial de testificar a favor de su Dios.
Merling Alomía, autor de "Daniel, el Profeta
Mesiánico", afirma que cuando Daniel se refiere a legumbres es “todo el
amplio rango alimentario de origen vegetal encontrado en la naturaleza: frutas,
cereales, hortalizas, legumbres, nueces, palmeras, etc”. Sin embargo, Daniel no
estaba inventando esa receta, él hacía referencia a la dieta dada por Dios a
Adán y a Eva en Génesis 1:29 “Os doy toda planta que da semilla, que está sobre
la tierra, y todo árbol que lleva fruto y da semilla. Esto será vuestro
alimento”.
Si bien el judaísmo no considera a Daniel un profeta, tanto
cristianos como musulmanes sí le consideran un poderoso profeta. Triste
paradoja la de Daniel, quien escaló posiciones de influencia en el imperio que
en su tiempo era el más importante del mundo, donde él fue fiel a los
principios de la religión y cultura hebrea del hogar en que fue educado de
niño, pero no es considerado por sus descendientes como lo que fue: además de
sabio y recto, un enviado.
Nabucodonosor (630 a.C.-562 a. C.) fue el hijo mayor y
sucesor de Nabopolasar, quien liberó Babilonia de la dependencia de Asiria y
dejó a Nínive en ruinas. Según Beroso el Caldeo, sacerdote -lo que le dio
acceso a los archivos del Esagila, templo del dios supremo Marduk- y autor de
una Historia de Babilonia, llamada "Babiloniaka", narrada en 3
libros, en griego (que no era su propio idioma), de la que sólo se nos han
conservado citas-, Nabucodonosor contrajo matrimonio con la hija de Ciáxares,
rey de Media, por lo que las dinastías de los Medos y Babilonios se unieron.
Nabucodonosor llevó a cabo varias campañas sobre Siria y
Judá. Un intento de invasión a Egipto en 601 a. C. tuvo algunos contratiempos,
causados por diversas rebeliones, incluyendo Judá.
Nabucodonosor capturó Jerusalén en el 587 a. C., y llevó
prisionero al rey Jeconías o Joaquín.
Cuando el faraón Apries intentó nuevamente una invasión a
Palestina, el 589 a. C., Judá y otros estados de la región se rebelaron. Esto
concluyó con el asedio de Jerusalén, en 587 a.C./586 a. C., la destrucción del
templo y la ciudad, y la deportación de muchos ciudadanos a Babilonia.
Tomando en cuenta el número de templos construidos o
restaurados por él, se puede decir que fue un hombre de personalidad que
contrastaba con la demostración de crueldad habitual en la mayoría de los
soberanos asirios.
Él sólo destruyó Jerusalén cuando fue una necesidad
política; pero los príncipes rebeldes obtuvieron perdón, mostró mucha
consideración al profeta Jeremías, dejándolo libre de acompañar a los exiliados
a Babilonia o de permanecer en Jerusalén, y nombrando a uno de los amigos del
profeta, Godolías, como gobernador de Jerusalén; concedió también libertad a
los exiliados judíos, y algunos ascendieron a una posición de prominencia en la
Corte.
De acuerdo al historiador Tito Flavio Josefo, judío fariseo
descendiente de familia de sacerdotes, uno de los caudillos de la rebelión de
los judíos contra los romanos pero más tarde favorito de la familia imperial
Flavia, en Roma, Daniel pertenecía a una familia noble del Reino de Judá, tal
vez emparentada con la realeza.
Así fue como llegó a Babilonia en aquella deportación. Según
se infiere de las secciones deuterocanónicas de su libro, tendría unos 14 años
cuando fue conducido cautivo a Babilonia, junto a 3 jóvenes de su misma tribu,
Hananías, Misael y Azarías, los 4 confiados al cuidado de Aspenaz, jefe de los
eunucos que servían en el palacio real, hoy identificado con la zona
arqueológica de Kasr, en la margen occidental del Eúfrates, a 80 Km. al sur de
Bagdad, Irak.
La tradición judía sostiene que estos jóvenes también fueron
convertidos en eunucos, por eso estaban a las órdenes de Aspenaz. Al fin de
cuentas, era la costumbre en esos tiempos para con los enemigos que prestaban
servicio en cualquier casa real.
Los jóvenes fueron introducidos en la cultura mesopotámica,
aprendiendo su lengua, su escritura y su tradición literaria motivo por el cual
recibieron nombres en lengua acadia tardía: Daniel (quiere decir "Dios es
mi juez") fue Beltsasar (significa en acadio “príncipe de Bel”, el dios
que el rey Nabucodonosor adoraba), Hananías (significa "Dios es
misericordioso") fue Sadrac (algunos creen que sería una corrupción de
Marduk, el nombre del más importante de los dioses babilonios. Otros tratan de darle
un significado recurriendo a palabras sumerias. Hay quienes sugieren que es el
nombre del dios elamita Shutruk. Y quienes dicen que sería “Iluminado por Aku”,
que era el dios de la luna), Misael ("¿Quién es como Dios?") fue
Mesac ("¿Quién es como Aku?", otro dios babilónico), y Azarías
("El Señor es mi ayuda") fue Abednego ("siervo de Nebo", un
dios babilonico).
Cambiar sus nombres era parte del proceso de readaptación,
de quitarles su personalidad anterior, de romper con su cultura y también con
su Dios.
En el libro de Daniel, capítulo 1, en la Biblia, el relato
es el siguiente:
"1. En el tercer año del reinado de Joacim rey de Judá,
Nabucodonosor rey de Babilonia fue a Jerusalén, y la sitió.
2. El Señor entregó en su mano a Joacim rey de Judá y parte
de los utensilios de la casa de Dios. Los trajo a la tierra de Sinar, a la casa
de su dios, y colocó los utensilios en el tesoro de su dios.
3. El rey dijo a Aspenaz, jefe de sus funcionarios, que
trajese de los hijos de Israel, del linaje real y de los nobles,
4. a jóvenes en quienes no hubiese ningún defecto, bien
parecidos, instruidos en toda sabiduría, dotados de conocimiento, poseedores
del saber y capaces para servir en el palacio del rey; y que les enseñase la
escritura y la lengua de los caldeos.
5. El rey les asignó para cada día una ración de los
manjares del rey y del vino que él bebía. Ordenó que se les educase durante
tres años, para que al fin de ellos se presentaran al servicio del rey.
6. Entre ellos estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de
la tribu de Judá.
7. A éstos, el jefe de los funcionarios les puso nombres: A
Daniel llamó Beltesasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías,
Abed-nego.
8. Pero Daniel se propuso en su corazón no contaminarse con
la ración de la comida del rey ni con el vino que éste bebía. Pidió, por tanto,
al jefe de los funcionarios que no fuera obligado a contaminarse.
9. Dios concedió a Daniel que se ganara el afecto y la buena
voluntad del jefe de los funcionarios,
10. y el jefe de los funcionarios dijo a Daniel: --Tengo
temor de mi señor el rey, quien ha asignado vuestra comida y vuestra bebida;
pues cuando él vea vuestras caras más demacradas que las de los jóvenes de
vuestra edad, expondréis mi vida ante el rey.
11. Entonces Daniel dijo al inspector, a quien el jefe de
los funcionarios había puesto a cargo de Daniel, Ananías, Misael y Azarías:
12. -Por favor, prueba a tus siervos durante diez días; que
nos den de comer sólo legumbres y de beber sólo agua.
13. Luego sean vistos delante de ti nuestro aspecto y el de
los jóvenes que comen de la ración de los manjares del rey. Y según lo que
veas, así harás con tus siervos.
14. Les escuchó en este asunto y los probó durante diez
días.
15. Al final de los diez días el aspecto de ellos se veía
mejor y más nutrido de carnes que el de los otros jóvenes que comían de la
ración de los manjares del rey.
16. De modo que el inspector retiraba la ración de los
manjares de ellos y el vino que habían de beber, y les daba legumbres.
(...)".
¿Cuál era esa alimentación impactante de los 4 jóvenes?
“Legumbres”, en hebreo “Zero´im”, significa "alimentos
vegetales", proviene de la ra
íz “Zerá” que significa "semillas".
En general, se puede concluir que la traducción es: "Alimentos vegetales,
de plantas que producen semillas".
Merling Alomía, autor de "Daniel, el Profeta
Mesiánico", afirma que cuando Daniel se refiere a legumbres es “todo el
amplio rango alimentario de origen vegetal encontrado en la naturaleza: frutas,
cereales, hortalizas, legumbres, nueces, palmeras, etc”.
Sin embargo, Daniel no estaba inventando esa receta, él
hacía referencia a la dieta dada por Dios a Adán y a Eva en Génesis 1:29 “Os doy toda planta que da semilla, que está
sobre la tierra, y todo árbol que lleva fruto y da semilla. Esto será vuestro
alimento”.
El padre de la medicina occidental, el griego Hipócrates,
afirmó: “Que tu alimento sea tu medicina, y tu medicina tu alimento”. Ese era
el concepto.
La dieta sugerida consistía en: panes de trigo y cebada,
granos tostados y hervidos, ensaladas de verduras, frutas como higos, uvas y
pasas, nueces granadas y especialmente dátiles que hasta hoy son muy abundantes
y esenciales en la dieta mesopotámica, el aceite de oliva, miel de abejas,
posiblemente queso.
La obstetra Teresa Heredia León, posgrado en Psicoprofilaxis;
y el magister Samuel Huamán Obando, docente de la Facultad de Teología de la
Universidad Adventista de Bolivia, recuerdan que en la pirámide alimenticia,
tanto la antigua como la moderna, se puede observar que los vegetales y frutas
recomendadas por día en la ingesta es de 3 a 5 porciones de vegetales y 2 a 4
porciones de frutas. En la pirámide moderna se añade el ejercicio.
Mark Messina, médico del Instituto Nacional del Cáncer de
USA, hace una sorprendente declaración: “Coman en cantidad cereales integrales,
verduras y frutas. Incluyan soja u otro producto en sus alimentos cada día.
Consuman pequeñas cantidades de nueces, semillas… Lo crean o no, esto es todo
lo que necesitan saber”.
En 1983 el Dr. T. Colin Campbell, quién investigó en China
el régimen alimenticio, estilos de vida y mortalidad por enfermedades
provocadas, escribió: “Hay abrumadoras evidencias de que las características
nutritivas de los alimentos de origen animal fomentan las enfermedades
degenerativas, mientras que las características nutritivas de los alimentos de
origen vegetal inhiben el desarrollo de estas enfermedades”.
Posteriormente se hizo un estudio en USA y luego se los
comparó con los realizados en China, los resultados fueron que los chinos
padecen mucho menos enfermedades cardiovasculares, cáncer, osteoporosis y
anemia que la población de USA, porque los chinos consumen el 96% de proteínas
de origen vegetal, mientras que los estadounidenses, consumen el 71% de
proteínas de origen animal.
El médico J. Andrés Vasconcellos, del Departamento de
Ciencias de Alimentos y Nutrición, Universidad Chapman (Orange, California,
USA), afirma: “El consumo de dietas con alto contenido de productos de origen
vegetal (frutas, verduras, granos integrales y leguminosas) es considerado como
medio de protección contra enfermedades crónicas, especialmente el cáncer.
Personas que consumen un bajo nivel de frutas y vegetales tienen un doble nivel
de riesgo para adquirir diversos tipos de cáncer que aquellas personas con un
alto nivel de consumo de este tipo de alimentos”.
Aquí un listado de esos alimentos que ingerían Daniel y sus
amigos:
** Legumbres
Son frutos que proceden de las vainas de las plantas, como
los porotos, garbanzos, lentejas y habas (verdes).
Las legumbres son una alternativa a la carne, nutritiva y
barata. Cuando a las legumbres se las ha dejado secar se las conoce como
leguminosas, que incluye todo lo anterior, más soja y tarwi o tarhui
(procedente del Perú, Bolivia y Ecuador).
Entre sus beneficios resulta que protegen contra casi todos
los tipos de cáncer, y previenen los problemas cardiovasculares. Evitan la
diabetes y la trombosis cerebral, mejoran la actividad intestinal y previenen
el estreñimiento. Poseen alto rendimiento nutritivo. Son pobres en grasa pero
ricas en hidratos de carbono y hierro, tienen más agua y más fibra. Provocan
sensación de saciedad. Acumulan alta fibra vegetal. Tienen ácido fólico
(esencial para el crecimiento, los tejidos y la salud) y son fuentes de
proteínas más ricas que la carne, el huevo y el pescado, así como de vitaminas
B.
** Cereales
Los cereales son un grupo de plantas dentro de otro más
amplio: las gramíneas. Se caracterizan porque la semilla y el fruto son en su
mayoría una misma cosa: los granos de los cereales. Hoy día en esta región del
planeta, los más utilizados son: el trigo, arroz, maíz, cebada, centeno, avena,
mijo, quinua, cañihua o kañawa, y kiwicha.
Son carbohidratos de absorción rápida. Su fibra es de
absorción lenta. El contenido proteico depende del cereal y del procesamiento
industrial. Bajo en grasas. Contienen minerales. Contienen todas las vitaminas
del complejo B. Vitamina E presente en el germen. Vitamina B1 abundante en el
salvado. Tienen proteínas de moderada calidad biológica, pero combinados con
legumbres tienen alto valor proteico.
** Frutas
Son los alimentos más importantes dentro de los alimentos
naturales vegetales. Deben estar presentes diariamente en la dieta.
Entre sus beneficios se consideran las vitaminas
hidrosolubles (B y C) que no se almacenan, vitamina E (sana heridas). Son ricos
en fibra y minerales. Aportan energía (hidratos de carbono simples: fructuosa,
sacarosa y glucosa muy bien asimilables). Contienen fitoquímicos (convierten a
las frutas en fuentes curativas). Previenen la obesidad, diabetes,
hipertensión, estreñimiento, ataques de corazón y cáncer (flavonoides). Son
potentes antioxidantes. Saludables para los huesos. Neutralizan el exceso de
acidez. Purifican el organismo (eliminan exceso de líquidos y residuos). Hidratan
el cuerpo. Una dieta con variedad de frutas y vegetales prevendrá 20% o más
casos de cáncer.
** Oleaginosas
El sésamo, nueces, cacahuates, almendras, pecanas, cajú,
semillas de girasol, de calabaza, canola, linaza, cártamo, etc., son algunos de
los alimentos que se encuentran en el grupo de las oleaginosas.
Los aceites de oleaginosas pueden ser a base de: algodón,
canola, cártamo, girasol, olivo y soja.
Entre sus beneficios, son grasas naturales. Aporte calórico
indispensable y vital. Reducen el colesterol en sangre. Previenen enfermedades
cardiovasculares, diabetes y obesidad. Ricos en proteínas vegetales.
Contienen vitaminas E, B1, B2, ácido
pantoténico. Contienen calcio Contienen hierro, magnesio y potasio. Benefician
el sistema nervioso central, su carencia produce nerviosismo, irritabilidad,
depresión, debilidad y cansancio anormales. Usados en la dieta para personas
que desean dejar el cigarrillo. Ideal en el embarazo. Ideal en la lactancia por
el efecto galactógeno (aumenta la secreción de leche materna).
** Hortalizas y verduras
Son los vegetales que se cultivan en el huerto. A estos se
han añadido los tubérculos y raíces.
Entre sus beneficios, son ricos en minerales, calcio,
hierro, vitaminas y fibra (celulosa, evita cáncer de colon). Regulan las reacciones
químicas que se producen en el organismo. Tienen efecto saciante. La mayoría
tiene 70% a 90% de agua, 0,5% a 3,0% de proteínas y 0,5% de grasa. Contienen
entre 2% y 8% de carbohidratos digerible y no digerible. Son anticancerígenas.
Tienen vitaminas hidrosolubles, liposolubles y antioxidantes. Algunas actúan
como condimentos.
** Agua
Elemento vital e indispensable para la vida. El 60% está
dentro de las células y el 40% fuera de ellas. Los huesos tienen del 20 al 25%
de agua. Los músculos, 75% de agua. El cerebro es 85% agua, por lo tanto, un
buen cerebro es mayormente agua. Debemos consumir entre 5 y 8 vasos diarios.
Beneficios: Ayuda en la respiración, digestión, secreciones
glandulares, regulación de temperatura, circulación sanguínea, expulsión de
productos de desecho.
Joan Sabaté, catedrático y director del Departamento de
Nutrición, Escuela de Salud Pública, Universidad de Loma Linda (California,
USA), afirma: “El consumo abundante de frutas y verduras previene la aparición
de ciertos cánceres. La ingesta de cereales integrales y frutos oleaginosos
reduce el riesgo de infarto del miocardio y el exceso de colesterol en la
sangre. Además de ser ricos en fibras, minerales y vitaminas, los alimentos de
origen vegetal aportan a la dieta sustancias aún no bien conocidas, ni clasificadas como nutrientes (elementos
fitoquímicos), pero con potentes efectos anticancerígenos y curativos de
múltiples enfermedades y dolencias”.
Por lo tanto, es impecable lo que aconseja el Génesis acerca
de la alimentación, y retomado por el ejemplo de Daniel: el hombre posee
información precisa sobre los alimentos saludables desde el inicio de su
historia.
Quien estudió en detalle estas cuestiones, Elena de White,
escribió hace algunas décadas atrás: “Los cereales, las frutas carnosas, los
frutos oleaginosos, las legumbres y las hortalizas constituyen el alimento
escogido para nosotros por el Creador. Preparados del modo más sencillo y
natural posible, son los comestibles más sanos y nutritivos. Comunican una
fuerza, una resistencia y un vigor intelectual que no pueden obtenerse de un
régimen alimenticio más complejo y estimulante”.
http://www.juntosbien.org/articulos/una-dieta-impactante-en-la-corte-de-nabucodonosor

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